A veces dices cosas que no quieres decir. Te metes en jardines de los que no sabes como salir.
Porque las palabras reflejan lo que ocupa tu mente.
Y es que a veces uno se encierra tanto en sí mismo que no ve al otro; sólo ve su propio razonamiento. Que no ve la flor que nace; sólo la piedra que la cubre.
Y cómo me gustaría, cuando tengo la oportunidad, no perderme en mis ideas y mis afirmaciones. Sino perderme en el otro, en su vida y sus necesidades, en sus grandezas y pobrezas, en su amistad.
A veces, levantar la cabeza de nuestro propio ombligo y ser capaz de mirar a los demás a los ojos, sin pretensión de convencer a nadie, no es fácil.
Por eso, aún estando rodeados de mucha gente, a veces nos sentimos tan solos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario