El verano es para descansar. O al menos, así debería ser.
Al contrario que las hormigas, durante el largo invierno hemos tenido tiempo para trabajar y conseguir provisiones. El verano pide reposo, tranquilidad, disfrute...
No soy una hormiga. Tampoco una cigarra. Julio y Agosto son meses de trabajo para mí. Y a pesar de ello, este verano me había propuesto descansar.
¡Imposible!
Siempre (y no me gusta usar esta palabra) me ato a algún compromiso que me impide lo que añoro durante el resto del curso: dedicar tiempo a mis aficiones, a esas ideas que quiero hacer, a estar con mi familia, con mis amigos, pasar el tiempo leyendo, en la piscina, contemplando el cielo...
En definitiva, esto es descansar para mí. Sin plazos, relojes y agendas.
El verano se me está escapando de las manos... ¡Voy a ver si puedo cogerlo!
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